divendres, 8 de juny del 2012

Tácticas Militares en Época Medieval (III)

 

Las Tácticas Militares de la Artillería en la Época Medieval 


Durante la mayor parte de la Edad Media, las tropas de artillería estaban integradas por arqueros que manejaban alguno de los distintos tipos de arco. Al principio era el arco corto, después la ballesta y finalmente el arco largo.

Los arqueros tenían la ventaja de poder matar y herir a enemigos a distancia sin participar en el combate cuerpo a cuerpo. El valor de este tipo de tropas era bien conocido en la antigüedad. Los caballeros guerreros que tenían la tierra bajo su control detentaban el rango más alto, y su código exigía el combate cuerpo a cuerpo contra un enemigo importante. Matar a distancia con flechas era un deshonor para los caballeros, por lo que las clases dominantes se ocuparon poco de desarrollar esta arma y de utilizarla eficazmente.

Sin embargo, se fue poniendo de manifiesto que los arqueros eran útiles y eficaces tanto para los asedios como para las batallas. Más y más ejércitos, aunque fuera a regañadientes, les hicieron sitio.

Los arqueros de infantería combatían en formaciones masivas de cientos e incluso miles de hombres. Dentro de un radio de acción de unos 100 metros, tanto los disparos con arco como los de las ballestas podían penetrar las armaduras. A esa distancia, los arqueros disparaban a objetivos individuales. Las consecuencias para el enemigo eran devastadoras, especialmente si no podían responder al ataque. En una situación ideal, los arqueros desbarataban la formación enemiga disparando durante algún tiempo. El enemigo podía estar a salvo de la caballería tras las estacas, pero no podía parar todas las flechas o saetas que le disparaban. Si el enemigo abandonaba sus defensas y cargaba contra los arqueros, la caballería pesada entraba en acción, a poder ser a tiempo de salvar a los arqueros. Si la formación enemiga no se movía de su sitio, podía acabar debilitándose hasta el punto de que la caballería pudiese cargar con eficacia.

En Inglaterra a los arqueros se les animaba y subvencionaba activamente, ya que los ingleses, al librar batallas en el continente, estaban en desventaja en cuanto a número (por la dificultad de transportar constantemente hombres y suministros por mar). Cuando aprendieron a usar los grandes contingentes de arqueros, empezaron a ganar batallas a pesar de su inferioridad numérica.

 Los ingleses desarrollaron la táctica del aluvión de flechas aprovechando el arco de largo alcance. En lugar de disparar sobre objetivos individuales, lo hacían sobre el área ocupada por el enemigo. Disparando hasta seis flechas por minuto, tres mil arqueros podían arrojar 18.000 flechas contra una formación enemiga. Los efectos de tamaño aluvión en los hombres y caballos eran devastadores. Los caballeros franceses que luchaban en la guerra de los Cien Años, hablaban de que el cielo se teñía de negro y del ruido de los proyectiles en su trayectoria.

En el siglo XIV, las primeras pistolas primitivas hacían su aparición en el campo de batalla. Cuando funcionaban, eran incluso más poderosas que los arcos.

El problema de emplear arqueros era protegerlos mientras disparaban. Para ser eficaces, tenían que estar relativamente cerca del frente enemigo. Los arqueros ingleses transportaban estacas que clavaban con mazos en el campo de batalla frente al objetivo de sus proyectiles. Estas estacas les prestaban cierta protección frente a la caballería enemiga. Ellos confiaban en el poder de su arsenal para rechazar a los arqueros enemigos. Si eran atacados por la infantería enemiga, se hallaban sin embargo en desventaja. Los arqueros llevaban un gran escudo apaisado al campo de batalla. Este escudo llevaba soportes y podía instalarse en forma de barrera tras la que parapetarse y poder disparar.

A finales del periodo medieval, ballesteros y piqueros luchaban en equipo en formaciones combinadas. Los piqueros mantenían a raya a las tropas enemigas que luchaban cuerpo a cuerpo, mientras que los artilleros disparaban contra la formación enemiga. Estas formaciones mixtas aprendieron a moverse y atacar. La caballería enemiga tenía que retirarse ante una fuerza combinada de piqueros y de ballesteros/pistoleros. Si el enemigo no podía responder con sus propias picas y proyectiles, probablemente tenía la batalla perdida.

 

 

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